Adalberto Hernandez

 

 

Yo mido el éxito de la vida de un ser humano por la cantidad de personas a quién afectó de manera positiva al igual que por la cantidad de personas que lo amaron. Esta unidad de medida quizá es la más difícil de cuantificar pero con solo dar una mirada al número de personas aquí presentes, creo que lapregunta ya está contestada.

Mi padre estuvo en el hospital por 60 días y grupos tras grupo de gente pasaron por su cuarto. La cantidad de personas preocupadas por él sirven como testimonio de la persona que fue. La mayoría de los padres quieren a sus hijos fuera de casa cuando ya tienen 25 años. Mi padre hizo completamente lo contrario, él y mi madre se mudaron al apartamento de arriba de la casa de mi hermano y su esposa. La mayoría de los abuelos no tienen la oportunidad de ver a sus nietos crecer, mi padre sí y con ese privilegio Dios bendijo su vida inmensamente.

Mi padre adoraba las cosas buenas de la vida, incluyendo el arte y la música, viajar y la buena comida, especialmente la alta cocina, al igual que le apasionaban el arroz y los frijoles. Para él un día sin arroz y frijoles negros era un día sin sol.

Cuando se iban de vacaciones mi padre pedía, Bueno en realidad, exigía que nos paráramos en un Wendy para que el pudiera pedir el ‘chili’ porque estaba hecho con frijoles rojos. Y si había un restaurante chino cerca se paraba a comprar arroz. ¡De verdad que él si sabía cómo disfrutar la vida?

En estos últimos días de mi padre he reflexionado mucho sobre la muerte…

Si alguna de las iglesias descritas en la biblia sabía algo sobre la muerte definitivamente fue la iglesia de los Tesalonicenses la cual enterró a muchos fieles queridos. Y el apóstol Pablo quería que sus miembros se quedaran tranquilos y en paz con los que ya se habían ido.

Cuando estuve pensando qué decir el día de hoy, me puse a pensar en lo que mi padre me enseñó sobre lo que Dios nos enseña sobre la muerte y lo que significa que un cristiano muera. Quiero compartir con ustedes lo que mi papa me enseñó sobre la muerte.

Así me explicó mi Viejo la muerte:

En el cielo esta experiencia se vive como nosotros en la tierra experimentamos en las salas de maternidad de los hospitales modernos. Los ángeles miran nuestros entierros de la misma manera que parientes y abuelos monitorean los retenes de recién nacidos. ¡Estará con nosotros en cualquier momento! No pueden aguantar para ver al nuevo miembro de la familia. Mientras nosotros vamos tras carros fúnebres y vestimos de luto y sentimos una pena intensa, en el cielo cuelgan adornos rosa o azul y se pasan cigarros. Nosotros no sentimos dolor cuando un bebé nace, al contrario, es uno de los momentos más felices de nuestras vidas. De la misma manera que nosotros no lloramos la llegada al mundo de un recién nacido, nuestros anfitriones en el cielo, no lloran cuando dejamos la tierra.

Yo no sé ustedes pero yo todavía le temo a la muerte, no sé si en mi caso es algo instintivo, pero lo que si les puedo asegurar es que mi padre no le temía a la tumba. Siempre me fascinó ver cómo no le temía, créanme era así por su gran fe en Cristo. Las enseñanzas de mi padre fueron infinitas y ahora compartiré una.

Recuerdo que en mi infancia, cuando ya tenía consciencia de lo que era la muerte, le pregunté a mi padre si tenía miedo a morir. Me respondió con calma y confianza que no temía morir. Me dijo que Jesús vino a redimir a todos aquellos que han vivido sus vidas con miedo de morir. (Heb. 2:15).   De esta manera ha dado libertad a todos los que por miedo de la muerte viven como esclavos durante toda la vida.

Cuando cumplí 35 mi madrina murió y me vi nuevamente conversando con mi padre acerca de la muerte. Mi padre era un hombre callado, reservado y de muy pocas palabras pero cuando hablaba había que escucharle. Se giró y respondió simplemente: “Con Cristo como tu amigo y el cielo como tu hogar, el día de la muerte se vuelve más dulce que el día de nacer.”  (Eccles. 7:1).  Eclesiastés 7:1El día en que uno muere es mucho mejor que el día en que uno nace.

Me clarificó que no quería morir en ese momento pero que cuando Dios lo llamara al cielo, estaría listo para tomar la nube más rápida al cielo.“

Siempre me impactó la inmovible fe de mi padre. Voy a extrañar a mi viejo pero también voy a recordar lo que me enseñó sobre lo que Dios dijo de la muerte.

Y a nosotros Dios nos dejó su palabra: Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. 14 ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él.

Dios transforma nuestro dolor desesperanzado en dolor lleno de esperanza, pero ¿cómo? Al decirnos que pronto volveremos a ver a nuestros seres queridos.

Las escrituras no dicen mucho sobre esta fase de nuestras vidas. Cuando se refieren al periodo entre la muerte del cuerpo y la resurrección, la biblia no grita, sólo susurra.

Pero ente los susurros emerge una voz firme. Esta voz nos asegura que al momento de la muerte el cristiano entra inmediatamente en la presencia de Dios y disfruta de una afiliación con el Padre celestial y con todos los que partieron antes.

Pero, ¿dónde se generan tales ideas? Escuchen algunos de los susurros.

Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Pero si el vivir en la carne, esto significa para mí una labor fructífera, entonces, no sé cuál escoger, pues de ambos lados me siento apremiado, teniendo el deseo de partir y estar con Cristo, pues eso es mucho mejor; (Phil. 1:21–23 NIV)

El sábado pasado estaba cocinando en mi restaurant cuando recibí la llamada de mi hermano informándome que mi padre había fallecido. Y esperaba algo así cuando vi el nombre de mi hermano en el celular a esa hora tan crítica para un restaurante, supe lo que había ocurrido antes de poder hablar con él. En el momento en que su alma dejó su cuerpo yo no sentí cambio alguno en el universo, no sentí que la presencia de mi padre me abandonó, tampoco lo siento así ahora.

Por supuesto, este mundo brilla un poco menos ya que extrañaremos conversar con él, su risa y sus consejos, pero su espíritu está con nosotros aquí (en la cabeza) y aquí (en el corazón)

Mi padre me enseñó que está permitido llorar, pero que no debemos sentirnos acongojados.

Mi padre sentía dolor aquí, allá no hay dolor. Aquí el sufría, allá no hay sufrimiento. Quizá nos preguntemos por qué Dios lo mandó a llamar, pero mi padre no se hace la misma pregunta. Mi padre entiende, en estos momentos está en paz y en el cielo.

Los funerales son rituales importantes, no solo reconocen que una vida ha terminado sino lo más importante, que una vida ha sido vivida….

“Hermanos, no queremos que se queden sin saber lo que pasa con los muertos, para que ustedes no se entristezcan como los otros, los que no tienen esperanza.”

Mi padre me diría ahora mismo – No llores porque ya se acabó, ríe y sonríe porque ocurrió.

Chef Alexis Hernandez Chefalexishernandez.com

 

 

 

 

 

 

Chef Alexis Hernandez Chefalexishernandez.com

 

Posted on September 14, 2015 .